Como modelo
experimental sencillo, Montel y su equipo usaron células de ratón que se autoensamblan
para formar esferoides similares a tumores, aunque con una estructura y
composición más simples. En ausencia de cualquier tensión externa, estos
esferoides crecen en tamaño durante dos o tres semanas hasta que alcanzan un
estado estable donde los ritmos de división y muerte celulares están en equilibrio. Montel y sus colaboradores plantean que este estado
estable se podría alterar si se aplicara una tensión mecánica al esferoide.
Para conseguirlo, Montel et ál. aplicaron una tensión osmótica mediante el aumento de la concentración molecular del medio que rodea al esferoide. El grupo usó dextrano para crear esta presión osmótica, ya que es un polímero biocompatible que no afecta al metabolismo de las células ni a su viabilidad. Y en efecto, los resultados indicaron que una presión osmótica externa de sólo 500 pascales es capaz de frenar el ritmo de crecimiento del esferoide tumoral. Además, se trata de un proceso reversible: cuando se deja de aplicar la presión, el esferoide vuelve a crecer.
Para conseguirlo, Montel et ál. aplicaron una tensión osmótica mediante el aumento de la concentración molecular del medio que rodea al esferoide. El grupo usó dextrano para crear esta presión osmótica, ya que es un polímero biocompatible que no afecta al metabolismo de las células ni a su viabilidad. Y en efecto, los resultados indicaron que una presión osmótica externa de sólo 500 pascales es capaz de frenar el ritmo de crecimiento del esferoide tumoral. Además, se trata de un proceso reversible: cuando se deja de aplicar la presión, el esferoide vuelve a crecer.
Representación esquemática de un esferoide con células cancerosas. |
Para que crezcan los tumores, las células tienen que
dividirse más rápido de lo que mueren. Para comprobar si la tensión mecánica favorecía la muerte de las células frente a su división, los autores hicieron un mapa de ambos procesos dentro del esferoide. Normalmente, la muerte celular (en rojo en la figura) se localiza mayoritariamente en el centro del
esferoide, mientras que la división (en verde) se produce tanto en el centro como en la
superficie. Con ayuda de un modelo sencillo, llegaron a la conclusión de que,
al aplicar la tensión mecánica, no se alteraba la localización de la muerte celular, pero sí
limitaba la división a la superficie.
Por otro lado, los autores demuestran que estos hallazgos no se pueden explicar con argumentos químicos, sino que todo apunta a que es verdaderamente un efecto mecánico lo que restringe el crecimiento del esferoide tumoral.
En resumen, el estudio de Montel et ál. apoya la teoría de que el crecimiento de un tumor es consecuencia de un aumento en la presión homeostática, lo cual puede ser debido a diversos factores microambientales.
Por otro lado, los autores demuestran que estos hallazgos no se pueden explicar con argumentos químicos, sino que todo apunta a que es verdaderamente un efecto mecánico lo que restringe el crecimiento del esferoide tumoral.
En resumen, el estudio de Montel et ál. apoya la teoría de que el crecimiento de un tumor es consecuencia de un aumento en la presión homeostática, lo cual puede ser debido a diversos factores microambientales.
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