Las alas de la mariposa tienen unas estructuras en varias capas que crean múltiples trampas para el aire y la luz. El aire atrapado en una superficie rugosa reduce significativamente el arrastre en un líquido que se mueve, propiedad que se conoce como superhidrofobia. El problema es que las superficies artificiales superhidrófobas suelen ser inestables (debido a flujos capilares y a otras perturbaciones externas), por lo que rápidamente pierden el aire atrapado. No obstante, Sang-Ho Yun y su equipo han tomado una oblea de silicio de diez centímetros, la han perforado creando microporos y han construido nanoconos en los bordes de los poros. El proceso les ha llevado unos diez minutos y el material es capaz de permanecer estable durante un año.
Reproducción hecha por el artista del material, en el que el tamaño entre los picos es 1 μm aproximadamente. También puede verse un dibujo de la mariposa Ulises. |
Las gotas de agua rebotan en la superficie, mientras que una fina neblina se va convirtiendo en gotas esféricas que acaban cayendo del material. Además, es capaz de absorber casi perfectamente luz con longitudes de onda mayores de 750 nanómetros. Estas dos propiedades juntas son bastante prometedoras para aparatos electroópticos integrados, como células fotoeléctricas, detectores de imagen infrarroja, aparatos de cultivo celular y sensores químicos.
Fuente: http://www.physicstoday.org/resource/1/phtoad/v65/i1/p17_s1
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