Oficialmente recibe el nombre de Darwinius masillae, aunque más coloquialmente se le llama Ida. Se trata del fósil de una criatura parecida a un lémur con pulgares oponibles como los humanos y uñas en lugar de garras. Es una hembra joven del tamaño de un gato (puede verse en el vídeo) y sus patas traseras muestran cambios evolutivos similares a los que llevaron a los primates a la bipedación**. ¿Será finalmente cierta la teoría de Darwin?
En 1983, un grupo de cazadores de fósiles aficionados descubrió los restos dentro de un cráter de más de un kilómetro de ancho a las afueras de Fráncfort. Se trata de una caldera volcánica donde murieron numerosos animales de la época del Eoceno y sus restos se conservaron muy bien. Aunque el sitio ha sido una fuente abundante de otros fósiles, los inexpertos arqueólogos no se dieron cuenta del valor de su hallazgo.
Años más tarde, la Universidad de Oslo compró el fósil y Jørn Hurum lo estudió en secreto durante dos años. Un colega suyo, Jens Franzen, dijo que podría ser más una "tía" que una "abuela" nuestra, pues algunos aspectos de los dientes parecen indicar que no es un ancestro directo.
Lo curioso del caso es toda la campaña publicitaria que se organizó en torno a la presentación del hallazgo, inusual en los descubrimientos científicos. Se creó un sitio web, se publicó un libro y se hizo un documental, todo prácticamente al mismo tiempo que la conferencia de prensa y la publicación del artículo relativo al fósil.
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Fuentes:
http://articles.nydailynews.com/2009-05-19/news/17922526_1_human-evolution-missing-link-jorn-hurum#ixzz1wL6Jr0pF
http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/8057465.stm
* Se conservaban huellas de la piel y de los tejidos blandos, incluyendo la presencia de alimento en su estómago.
** V. diccionario.
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