El calor fluye de la zona caliente (rojo) a la fría (azul). |
Pero si lo comparamos con el caso análogo de la corriente eléctrica, el calor es mucho más difícil de controlar o de aprovechar. Un mayor control del flujo del calor podría ayudar a proteger los sensibles componentes electrónicos de las temperaturas extremas, a sacar mejor provecho de la energía térmica solar o incluso, tal vez, a crear los análogos térmicos de los diodos y los transistores electrónicos.
Sin embargo, que sea difícil no quiere decir que sea imposible, como así lo demuestra el trabajo de Yuki Sato y su ayudante postdoctoral Supradeep Narayana, del Instituto Rowland de la Universidad de Harvard. En su investigación, han usado técnicas del campo de metamateriales para manipular el flujo del calor. Se han inspirado en los dispositivos que hacen a algunas regiones "invisibles" a ondas electromagnéticas, ondas acústicas, campos estáticos y otras señales.
Se pusieron la meta de diseñar un cilindro hueco de paredes gruesas que, cuando se le introdujera en un material con un gradiente de temperatura uniforme y perpendicular al eje del cilindro, pudiera alterar drásticamente el flujo del calor dentro del cilindro sin afectar al flujo fuera del mismo. Pero rápidamente se dieron cuenta de que ninguna sustancia ordinaria podría lograr este efecto. Un cilindro hueco de un material con una conductividad térmica mucho mayor o menor que la del material de fondo, podría disminuir el gradiente de temperatura dentro, pero a costa de distorsionarlo enormemente fuera.
¿Qué hacer entonces? ¿Se trataba de un callejón sin salida? Sal de dudas leyendo la segunda parte de este artículo.
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Fuente:
http://www.physicstoday.org/resource/1/phtoad/v65/i7/p16_s1
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