Existen muchos edificios y obras de arte construidos con materiales porosos que llevan las marcas provocadas por la sal. Un ejemplo es la Iglesia del Sagrario, en Granada (España), que se muestra en la fotografía.
El agua salada se introduce por los poros y se aloja allí, pudiendo sobresaturarse cuando se enfría o cuando se evapora el agua. Cuando las sales de la solución sobresaturada precipitan, aparecen presiones asociadas con el crecimiento frustrado de cristales, creando grandes fuerzas que dañan las paredes de los poros.
El proceso de evaporación que lleva a la sobresaturación no se ha estudiado mucho con anterioridad, pero un equipo de la Universidad de Granada, dirigido por Carlos Rodríguez Navarro, ha investigado ahora en detalle la evaporación de una solución de sulfato de sodio confinada.
Resultados de calorimetría y difracción de rayos X revelaron que la sal de sodio (responsable de daños en la vida real) existe inicialmente en la solución como un heptahidrato metaestable (Na2SO4·7H2O), pero experimenta una transición de fase a la mirabilita (Na2SO4·10H2O), estable pero menos soluble, cuando se produce la evaporación. El resultado es una solución altamente sobresaturada.
Mediante técnicas analíticas, el equipo de Granada pudo determinar la concentración de mirabilita y calcular la fuerza debida a la presión de cristalización. En un experimento complementario, Rodríguez Navarro y sus compañeros añadieron un compuesto a la solución salina inicial para fomentar la cristalización temprana de la mirabilita y reducir la sobresaturación. Gracias al aditivo, la presión de precipitación no era suficiente como para dañar la mayoría de los materiales de construcción.
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Fuente:
http://scitation.aip.org/content/aip/magazine/physicstoday/article/66/2/10.1063/PT.3.1875
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