
El área de contacto total (y, por tanto, la resistencia) cambia cuando se somete a la lámina a una tensión mecánica. La presión, la torsión o la cizalladura producen cada una marcas electrónicas diferentes; e incluso si se aplican las tres al mismo tiempo, la tensión detectada se puede separar en sus partes componentes.
En pruebas de laboratorio, la piel artificial era tan sensible como para seguir el movimiento de insectos y detectar el impacto de una gota de agua. De esto modo, estos sensores delgados y flexibles podrían usarse como prótesis o monitores médicos; por ejemplo, si se pone como una venda alrededor de la muñeca, el aparato podría medir las pulsaciones fácilmente. ¿Se te ocurren otros usos?
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Fuente:
http://www.physicstoday.org/resource/1/phtoad/v65/i9/p18_s1
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