El instituto SETI[1] de Estados Unidos sigue buscando vida extraterrestre. Es un proyecto lleno de seguidores entusiastas y que alimenta la imaginación de los creadores de películas; lo cual, a su vez, genera una baja reputación para el instituto y para los seres que su equipo espera encontrar. Por ello, su actual director ve su papel como un agente de relaciones públicas tanto para el instituto como para sus potenciales colaboradores extraterrestres.
Pero, aunque la primera impresión es que la gente que se dedica a esto es un poco rara o friki, resulta que hay ciencia y científicos tras este proyecto. La misión de SETI es "explorar, entender y explicar el origen, naturaleza y prevalencia de la vida en el universo". Y se trata de una empresa que, ayudada por el crecimiento exponencial de la tecnología, podría no estar tan lejos de lograr resultados.
Con los nuevos telescopios, la capacidad de encontrar nuevos mundos que pudieran contener alguna forma de vida ha aumentado. Actualmente, se han confirmado cientos de exoplanetas. Y, sin embargo, no se trata más que de un vaso de agua en el océano cuando se lo compara con tantas estrellas como hay en una sola galaxia.
Por ello, siempre se está intentanto mejorar los métodos actuales e introducir otros nuevos o mejores. Por ejemplo, las nuevas técnicas que se planea implementar ahora van a aumentar enormemente el número de tipos de señales diferentes (literalmente, miles de millones de tipos nunca explorados antes) que se pueden detectar.
En el pasado, se pensaba que había posibilidad de civilización en torno a cada una de las estrellas. Ahora, los científicos del SETI pueden afirmar que no es así, que la vida es poco frecuente, incluso las bacterias. Cuanto más se conoce sobre este tema, más se da uno cuenta de qué especiales somos en comparación con el resto del universo.
A pesar de ello, el director del SETI piensa que hay vida extraterrestre inteligente en nuestra galaxia: es demasiado grande como para que no la haya. Además, no tendrán nuestro aspecto; pero su tecnología de radio será similar a la nuestra porque la física es la misma. Tal vez E.T., allí donde esté, esté pensando algo similar.
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Fuente:
http://www.aps.org/publications/apsnews/201301/profilesjan2013.cfm
1. ^ Search for ExtraTerrestrial Intelligence (Búsqueda de inteligencia extreterrestre).
sábado, 18 de mayo de 2013
sábado, 4 de mayo de 2013
Antiguas tablas astronómicas mayas
Allá por el año 800 d. C., los mayas que habitaban la zona de Petén (Guatemala) llevaron a cabo un proyecto de renovación urbana, para lo cual llenaron una serie de viviendas de escombros y tierra antes de empezar a construir sobre ellas. Pasaron los años y finalmente los arqueólogos empezaron a redescubrir la belleza oculta del sitio: el yacimiento arqueológico de Xultún.
Un equipo multidisciplinario, con el arqueólogo William Saturno (Universidad de Boston) a la cabeza, se ha encontrado no hace mucho con un tesoro intelectual en las paredes de una de esas estructuras enterradas. Se trata de dos tablas, aparentemente de cálculos astronómicos antiguos.
Una tabla de jeroglíficos incluye docenas de columnas, cada una con tres dígitos. La mayoría de las columnas no son legibles, pero las tres últimas (todas con símbolos de la Luna sobre los dígitos) es evidente que representan una secuencia de números separados por 177 o 178, según el número de días del "semestre" maya de seis meses lunares.
La otra tabla tiene cuatro columnas y cada una presenta una figura sobre cinco dígitos que expresan un número en base 20. Los números grandes de cada columna están relacionados con periodos de tiempo importantes para los mayas, incluyendo el año de 365 días. Pero cada número es también un múltiplo entero o semientero de los periodos sinódicos (periodos orbitales aparentes según se perciben desde la Tierra) de Venus y Marte.
Unos códices que datan de entre el 1300 y el 1521 d. C. muestran que los mayas buscaban la armonía entre sucesos astronómicos y sus rituales sagrados. Las tablas de Xultún, según Saturno y sus colegas, pueden haber estado inspiradas siglos antes por el mismo deseo.
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Fuente:
http://www.physicstoday.org/resource/1/phtoad/v65/i7/p18_s2
Un equipo multidisciplinario, con el arqueólogo William Saturno (Universidad de Boston) a la cabeza, se ha encontrado no hace mucho con un tesoro intelectual en las paredes de una de esas estructuras enterradas. Se trata de dos tablas, aparentemente de cálculos astronómicos antiguos.
Una tabla de jeroglíficos incluye docenas de columnas, cada una con tres dígitos. La mayoría de las columnas no son legibles, pero las tres últimas (todas con símbolos de la Luna sobre los dígitos) es evidente que representan una secuencia de números separados por 177 o 178, según el número de días del "semestre" maya de seis meses lunares.
Representación de la segunda tabla, debida a M. Alesmo. |
Unos códices que datan de entre el 1300 y el 1521 d. C. muestran que los mayas buscaban la armonía entre sucesos astronómicos y sus rituales sagrados. Las tablas de Xultún, según Saturno y sus colegas, pueden haber estado inspiradas siglos antes por el mismo deseo.
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Fuente:
http://www.physicstoday.org/resource/1/phtoad/v65/i7/p18_s2
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